Hace 6 años comenzamos a trabajar sobre una unidad de concepción para los desafíos que la Argentina enfrenta para iniciar un camino de unidad, dignidad y justicia, empezando por los dos desafíos centrales de nuestra época: la soberanía nacional y los derechos sociales.
Soberanía nacional porque en un mundo contaminado por el globalismo, necesitamos recuperar poder de decisión sobre nuestro propio destino.
Derechos sociales porque la dignidad del ser humano son el centro de toda acción política, nacen del bien común: cuando sufre un hermano el dolor trasciende al individuo, se degrada la comunidad y eso afecta la integridad de las personas que la componen.
Después de varios años de trabajo sobre estos dos ejes, vemos un nuevo orden internacional que consolidó distintas expresiones soberanas, sea desde la lógica de las potencias, que se resisten a perder su poder de fuego ante el conglomerado de corporaciones financieras y tecnológicas, o bien desde la lógica de los pueblos, que luchan por realizar su destino según sus propias tradiciones.
El mundo cambió, el grito antiglobalizador dio vida a tres grandes líderes en Occidente, Putin, Francisco y Trump, que con sus diferencias y particularidades hoy ofrecen caminos alternativos a los que se quisieron vender desde la década del 70 en relación a la integración universal. Ha caído en desuso la tan renombrada Agenda 2030 de la ONU, producto del declive del modelo globalista y sus instituciones nacidas tras la posguerra de mediados del siglo pasado.
Hoy emergen expresiones soberanistas en todas partes. Sin embargo, muchas veces caemos en consignas vacías o internas políticas que responden más a las peleas entre caudillos que a la discusión de una nueva agenda para el desarrollo de nuestra Patria.
Argentina, más temprano que tarde, tendrá su expresión soberanista, y el desafío es que ese nacionalismo sea con justicia social, con una mirada de la sociedad de abajo hacia arriba, priorizando ante todo la felicidad de nuestro pueblo.
Enfrentamos un gran desafío para el 2048: mientras la mitad del Atlántico Sur y sus principales islas siguen ocupadas por la potencia británica, se volverá a discutir la Antártida y nuestras capacidades de defensa tienen mucho camino por recorrer para poder protegerla.
La idea de una gran nación de escala continental, fue encarnada hace mucho tiempo, y sólo somos eslabones de una cadena que debemos retomar para que la labor sea más sencilla.
Hoy nos toca dialogar sobre qué queremos como argentinos en el camino de la soberanía nacional y los derechos sociales.
onemos a disposición los 5 ejes y 15 principios para suscitar este diálogo, horizontal y fraterno, velando siempre por auscultar el corazón y las razones del pueblo, único destinatario de los beneficios de la política.